Me he criado en un pueblo no muy grande. Y aquí se conoce todo el mundo. Se sabe a qué se dedica cada uno, cómo le va, quiénes son sus hijos... el cotilleo típico de los pueblos grandes.
Pues resulta que, como en cualquier sitio, hay gente que ha hecho una pequeña fortuna a base de trabajar. Y aquí no iba a ser menos.
Hay una empresa que se dedica a la madera. Compra y vende madera para hacer muebles y cosas de madera. Y se sabe de buena tinta que manejan dinero, la empresa ha estado funcionando muchos años y manejan dinero.
Pues resulta que hace unos 12 años el socio fundador, que ya se había jubilado decidió ir a visitar el otro mundo. Se murió. Se murió dejando una empresa rentable y dejando mucho dinero sobre la mesa. Evidentemente todo este chiringuito quedó para los 2 hijos que tenía.
Han pasado ya 12 años de eso, y resulta que ya no hay fábrica y ya no hay fortuna. Los hijos la dilapidaron en menos de 12 años.
Ya hablamos por aquí que el dinero está a la altura de las personas. Que si no tienes conocimientos sobre dinero, da igual lo que te venga que vas a acabar igual que estabas. Pero hoy no vamos a hablar de eso. Vamos a hablar de algo que siempre queda en el horizonte.
Ya sabéis la importancia de ahorrar e invertir para no tener problemas económicos. Para ser libres financieramente y tener tiempo para nosotros. Discurso muy fácil de comprar, porque todo el mundo quiere ser más libre en tiempo y tener más dinero. Nada nuevo bajo el sol. Pero cuando se habla de esto, a veces también se menciona el hecho de que si tu acumulas un patrimonio, ese patrimonio se les puede dejar a los hijos, haciendo que su vida esté ya muy de cara.
Tu te lo curras y le dejas una gran herencia a tu descendencia. Sobre el papel esto parece algo bueno. Algo que querrías. Se supone que tu familia es lo más importante. Mucha gente dice que sus hijos son lo más importante de su vida, y por lo tanto quieren lo mejor para ellos. Habrá gente que no piense así, pero en general ese es el discurso.
Entonces aquí llega el debate. Hay un libro por ahí que se titula “Die with zero” escrito por Bill Perkins. El cual pone en duda esta idea de no gastarte todo tu patrimonio para ti.
El libro basicamente viene a decir que ahorrar todo lo posible para el futuro no tiene sentido si no gastamos nuestro dinero y nuestros recursos de una manera más sabia y efectiva que nos permita disfrutar de experiencias significativas en el presente. Y hace hincapié en que si llegas a las puertas de la muerte, y no has gastado todo lo que has generado habrás jugado mal la partida.
Para cumplir esto propone un enfoque de tres fases:
La primera fase es la de “recopilación”. Que es en la que acumulamos recursos, ya sea dinero, habilidades, conocimientos, etc. Esta es la fase donde entra el ahorro y la inversión de los que tanto hablamos por aquí. Para empezar hay que ahorrar e invertir. Hasta aquí nada nuevo. Ya veis que incluso en enfoques más transgresores hay que empezar por lo mismo.
Después viene la segunda fase que es la de “optimización”. En esta fase deberíamos gastar nuestros recursos de manera efectiva para maximizar nuestras experiencias de vida. La idea aquí es que muchas veces gastamos esos recursos que tanto nos ha costado conseguir en cosas que no proporcionan experiencias significativas. Véase comprar un coche más lujoso o una casa más grande. Lo que hemos hablado tantas veces de consumir sin sentido y sin pensar en el futuro.
Y por último se propone la fase de “gasto”. Esto es lo que casi nadie se plantea. Aquí propone que hay que utilizar todos esos recursos acumulados a lo largo de la vida para disfrutar de experiencias memorables. Aquí es donde mucha gente no llega. Muchos acumulan riqueza y se van al otro barrio con una vida triste y miserable. Mueren ricos de dinero pero pobres de experiencias.
Entonces la propuesta es que la vida no se trata de acumular la mayor cantidad posible de dinero. Pero ojo, tampoco se propone vivir la vida fundiendo cada centavo. No.
Lo que se propone es disfrutar de las experiencias que esa riqueza que hemos conseguido nos puede ofrecer. Y que cuando llegue la muerte, no deberíamos preocuparnos por cuanto dinero dejamos atrás, si no por las experiencias que hemos vivido mientras estamos vivos.
El concepto es para darle una vuelta. Porque en temas de finanzas personales pocas veces te dirán que el objetivo de la vida es irte con el mismo dinero que llegaste pero con una vida que ha merecido la pena vivir.
Una vez más, sobre el papel pinta genial. Pero llevado a la realidad nos encontramos con gente de 70 años que no gasta en un café para ver crecer su riqueza todavía más. Véase los millonarios dinosaurios. ¿A dónde van? ¿Creen acaso que hay premio por morir multimillonario? ¿Qué sentido tiene seguir acumulando?
Y es que el dinero puede ser una trampa, el dinero puede corromper. El dineroe ha de ser una herramienta y no el fin. Una herramienta para poder vivir una vida plena, que no una vida consumista.
Y volviendo al principio, mucha de esta gente, que ha conseguido riqueza se apoya mentalmente en que le dejará esa riqueza a sus hijos. Pero claro, los hijos pueden no aprovechar esa riqueza, como el caso que comentaba al principio, y no solo eso.
Puede que esa riqueza que dejes no ayude a tus hijos. Puede que allanar el camino no sea la solución.
“Mundos difíciles crearán personas fuertes, personas fuertes crearan mundos fáciles, mundos fáciles crearan personas débiles, personas débiles crearan mundos difíciles y mundos difíciles volverán a crear personas fuertes. Decide que mundo quieres dejar a los que vienen.”
Si quieres aprender de manera gratuita cómo poner tu dinero a trabajar puedes echar un ojo. A bastante gente le gusta, lo que no hay es garantía de que te vaya a cambiar la vida. Pero quién sabe...